sábado, 20 de noviembre de 2010

El tiempo no borra (todos) los efectos

Viñeta (no se puede ser más ilustrativo) de Medina en Público (09-05-2010). De un plumazo se le da la vuelta a la imagen de una gran compañía. Vendes algo que no eres y ocurre lo que ocurre.


Ha pasado medio año ya del desastre de BP (British Petroleum) en el golfo de México. Ya no se ve mancha. El agua parece limpia. Pero eso, parece. El verdadero alcance del desastre provocado por la petrolera todavía está en estudio. Y los resultados, seguro, no van a ser nada buenos. Un ejemplo. La Agencia Espacial Europea avisa: el vertido podría haber afectado a un 20% de las crías de atún rojo. El animalico, como no está en peligro ni nada (se ha reducido su población un 82% en los últimos 30 años), suele acudir a esa zona a desovar. Mira, por el mismo precio, ya tenemos el caviar hecho. Negro negro. Si es que sólo hay que ver las oportunidades y no quedarse con lo negativo. De momento, los atunes no han exigido una indemnización (Greenpeace y WWF han pedido a España, por cierto, que apoye la propuesta de limitar la pesca del atún rojo). Sí lo ha hecho el estado mexicano de Tamaulipas. Ha reclamado a BP 5 millones de dólares para prevenir eventuales daños ecológicos. En concreto, quieren destinar ese dinero a vigilar las costas y estudiar las corrientes. Pero esa factura piensan ampliarla si finalmete afecta a la pesca y al turismo. BP, de momento, está vendiendo activos (se apunta que por valor de 1800 millones de dólares) para hacer frente a todas las demandas económicas. Mucho más barato le hubiera costado haber invertido en prevenir.

Basura submarina


Las playas urbanas de Barcelona son su objetivo. Cerca de dos millones y medio de personas al año disfrutan de ellas. Cuando acaba el verano, su rastro desaparece de la superficie pero sigue presente bajo el agua. Los objetos que aparecen son variados y, algunos incomprensibles.
Cuesta entender qué lleva a alguien a arrojar un carrito de supermercado al mar. No es lo único. Reporteros ha acompañado a estos buzos y, en una inmersión de apenas una hora, ha aparecido todo tipo de basura submarina: zapatillas, bolsos, gafas, extintores, compresas, botellas… y, mucho hilo de pescar. Materiales que contaminan seriamente y tardan años, incluso siglos en degradarse. Además, se introducen entre las rocas y ocupan el hueco destinado de forma natural a los crustáceos. La vida de los peces también peligra. Podrían comer plástico o quedarse enredados con el hilo de nylon usado por los pescadores.
Es el tercer año que llevan a cabo esta iniciativa. Apoyados por el club de buceo Vanas Dive, submarinistas de Guardia Urbana y Cruz Roja concentran sus esfuerzos en los espigones. Las zonas que acumulan más residuos. Israel Bastida, coordina el proyecto e ideó la iniciativa recuerda que el 70% de los desperdicios que viven en el mar proceden del incivismo y alerta de su peligro. Sólo el año pasado se recogieron 800 kilos de basura en tan sólo cinco días.
Un reportaje de Carlos Roldán y Berni Vila. Informativos Telecinco.